Reorienta el proceso de enseñanza-aprendizaje para salvar las deficiencias en una o varias áreas del conocimiento, lo fortalece con la ayuda de los padres de familia y del maestro.

Exige prestar atención, ayuda constante, ordenada y sistemática al educando que presenta dificultades y con su disponibilidad, asegurarle el éxito desde el comienzo.

Permite ensayar diferentes procedimientos metodológicos, hasta encontrar el que más se adapta a las necesidades del educando.

Determina los logros mínimos obligatorios en cada asignatura y facilita los medios para alcanzarlos.

Aplica el remedio oportuno  y hace efectivo  el principio básico del SEIC --Todo educando debe alcanzar el éxito cualquiera que sea su talento o ritmo de aprendizaje--.

Cubre los vacíos que se dan en el curso del proceso de enseñanza – aprendizaje.

Reanima y reactiva la enseñanza, y el aprendizaje con la habilidad, motivación, orientación y recursos personales del maestro.

Se apoya en la disposición y en el esfuerzo que el educando realiza para aprender.

Es una estrategia pedagógica para conducir a los menos aventajadas al podio de los exitosos.

Hace reaccionar positivamente al educando, fortalece su esperanza de triunfar, de alcanzar las competencias básicas exigidas.